jueves, mayo 01, 2025

El Misterio de los Tres Relieves III

 Sabíamos cuando los restos de la portada renacentista del Monasterio fueron recuperados por Don Mariano García Benito, ahora sabemos las fechas aproximadas de la llegada de esas piezas a la finca El Alamín.

Hasta ahora no había sido posible localizar fotografías del proceso de construcción de los torreones y las tres puertas con sus arcos de la portada renacentista en El Alamín. Gracias a Don Ignacio Güell sabemos que esta parte ya estaba montada en diciembre de 1954. En concreto, el 8 de diciembre 1954 se celebró la boda entre Don Alfonso Güell y Doña María de los Reyes Merry del Val y estas imágenes son de ese día.


Como se puede apreciar en las fotografías y comparando con otra foto de 1921 de la portada, habían elevado ligeramente la parte del arco central. Las imágenes dejan claro la grandiosidad y majestuosidad que poseía la entrada original al Monasterio cuando se compara con la estatura de las personas y los vehículos de la época. Hasta la fecha, no teníamos esta referencia.

Todavía podemos afinar aún más para conocer en que fechas se desmontó y trasladó la portada renacentista. Una fotografía de la Revista Arte y Hogar en 1948 en un articulo firmado por José María de Cossío sobre la finca muestra una imagen frontal de la capilla y en el lado de la izquierda se puede apreciar casi de forma concluyente que la estatua de la Virgen junto con sus ángeles a los pies de la fachada barroca del Monasterio ya estaba allí. Don Ignacio Güell me confirmó de forma definitiva hace unos días que en ese lugar “es donde estaba la estatua”. Dado que una foto aérea del Monasterio entre 1945-1946 muestra la portada renacentista aún en el exterior del convento, podemos concluir que fue entre 1947 y 1948 aproximadamente cuando se trasladaron la estatua y la portada a Toledo.

En cuanto a la propiedad del Monasterio, hay un vacío entre 1913, fecha en que los hijos de los primeros propietarios del Monasterio tras la desamortización Don Ignacio José Escobar, Marques de Valdeiglesias, y su mujer, Doña Francisca Ramírez Maroto, adquieren el Monasterio y 1951, fecha en la que Juan Claudio Güell vendió el Monasterio. Por el momento, no ha sido posible averiguar cuando el Marqués de Comillas lo compró a la familia Escobar. 

Los relieves y el resto de piezas de la portada ya no aparecen en estas imágenes. Para saber si fueron depositados una zona determinada de la finca se solicitaron las imágenes disponibles de varios vuelos al Instituto Geográfico Nacional por la zona en diferentes años. En unos casos por la escasa resolución de las cámaras de la época y en otros porque no es posible distinguir en la escala en grises si estos restos se depositaron en la zona de la finca conocida como “la era”, lugar de donde Don Mariano recogió las piezas actualmente en el Monasterio. Solo en una fotografía en color y tomada con el sol ya al atardecer se pueden observar los restos en la zona indicada. Esa imagen es de noviembre de 2002, unos años después de la recogida de las piezas. Hay otra imagen precisamente del 20 de abril de 1991, es decir, solo cinco días después de que estuviera Don Mariano recuperando las piedras en la que no se puede más que intuir que había algo en el suelo. Imágenes más recientes muestras esa zona ya limpia. Una pregunta interesante de responder sería, ¿qué pasó con el resto de esos granitos tallados por los canteros del Monasterio y que no se usaron para nada?

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sábado, abril 19, 2025

El Misterio de los Tres Relieves II

Más detalles sobre los relieves perdidos de la portada renacentista del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias

Para entender el trabajo que debió costar a los canteros realizar esta magnífica portada aquí os doy unos datos y las descripciones de los relieves desaparecidos:


Escudo imperial, con las medias del escudo cisterciense tomadas en el Monasterio: alto 108 cm, ancho 90 cm y profundidad 44 cm. Teniendo en cuenta la densidad del granito, nos da un peso aproximado de 1.100 kilogramos. La descripción del escudo imperial de Carlos I de España y V de Alemania (1500-1558) se corresponde con un águila bicéfala con una corona y los escudos de diferentes reinos entre ellos el de Castilla, León, Navarra y Aragón.

    

Relieves de San Bernardo de medidas aproximadas alto 135 x 115 x 45 cm y un peso aproximado de 1800 kilogramos. Las descripciones del situado a la derecha de la estatua de San Bernardo es la de un Cristo bajándose de la cruz para abrazar al santo con sus manos apoyadas en los hombros y el que está a la izquierda se corresponde con el acto de lactación de la virgen a San Bernardo.

En la búsqueda de estos relieves consideré que había una posibilidad de localizarlos en otra finca que poseía en Casatejada (Cáceres) Don Juan Claudio Güell conocida como el Palacio de las Cabezas en proceso constructivo casi al mismo tiempo que la finca El Alamín. Se trata de un palacio neogótico al estilo centroeuropeo donde unos relieves de estas características no desentonarían, dado que también posee una capilla y una torre visible desde la autovía EX-A1.

Antes de seguir, el lugar tiene una placa dedicada a un acontecimiento histórico que decidió el futuro de la monarquía en España. En dos ocasiones el Marqués de Comillas se reunió con el dictador Francisco Franco y el Conde Barcelona, Don Juan de Borbón, abuelo del Rey Felipe V entre los años 1954 y 1960, para decidir si se restauraba o no la monarquía en España. El lugar quedaba a medio camino entre Madrid y Estoril, lugar de residencia del Conde de Barcelona y permitía ser discretos para asuntos de estado.

Tras una reunión con Don Ignacio Güell, este preguntaría a su familia si tenían idea de si esos relieves se encontraban en ese lugar. Finalmente, no tenían conocimiento de ello.  Por otro lado, a través de un documento de la Universidad Complutense encontré un contacto con una guardesa que había trabajado para la familia en ambas fincas y me confirmó que no había visto esos relieves en las fincas mencionadas.

Revisando un artículo del ABC sobre una boda celebrada en El Alamín en los años 60 descubrí que el abuelo de la presidenta del Banco Santander, Doña Patricia Botín, asistió a ese evento como amigo del Marqués de Comillas. No había que descartar que esas piedras fueran entregadas a algún amigo para otro lugar. Amablemente, me contestó al correo para indicarme que lo investigaría. No tengo más noticias por el momento.

Estas imágenes fueron pintadas por diversos autores, pero las que más se aproximan son las correspondientes a las realizadas por Francisco Ribalta y Alonso Cano, aunque representaron a San Bernardo de una forma más idealizada. Continuará.

Cristo abrazando a San Bernardo, de Francisco Ribalta. Museo del Prado.

San Bernardo y la Virgen, de Alonso Cano. Museo del Prado.

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miércoles, febrero 12, 2025

El misterio de los Tres Relieves I

No se trata del título de una novela del siglo XIX protagonizada por un detective o cazatesoros en la Inglaterra de la revolución industrial. Se trata de una intriga que comienza en el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias en los años 50 del siglo XX. Durante unos años, Don Juan Claudio Güell fue el propietario del Monasterio y como ha quedado documentado, trasladó la portada renacentista y la Virgen de la fachada barroca a su otra propiedad, en la Finca El Alamín en Toledo.

 
Casi todos conocemos la historia de que fue Don Mariano García Benito quien recuperó algunos elementos de esa portada, los cuales se pueden contemplar en el Monasterio nada más entrar, unas piezas de granito, una estatua de San Bernardo y un escudo cisterciense. Sin embargo, los tres arcos que formaban parte de esa puerta de entrada al Monasterio, se quedaron en Toledo formando parte de la entrada a la vivienda junto con dos torreones de piedra que se situaban a sus lados derecho e izquierdo.

Antes de continuar, hay que esbozar cómo y cuándo recuperó esas piezas Don Mariano. Primeramente, hay que decir que el Sr. Claudio Güell depositó las piezas que le sobraron en una zona de la finca El Alamín conocida como “la era”, porque en los viejos tiempos era donde se plantaba el trigo. En concreto, la estatua de San Bernardo, estuvo debajo de una encina centenaria con la cabeza del tronco y, los hijos de Don Alfonso Güell, Ignacio y Pablo, iban allí a jugar cuando eran niños. En un encuentro personal con Don Ignacio, me expresó la impresión que le causaba ver la cabeza desprendida de San Bernardo y el agua de la lluvia que se acumulaba en uno de los pliegues del hábito, en donde falta la mano derecha, ya que la estatua se encontraba tumbada boca arriba.

En los archivos custodiados por Don Enrique Jurado Galván, Don Mariano contó lo sucedido, y junto con el relato de Don Ignacio Güell conocemos cómo se produjo la devolución. Dada su profesión de arquitecto, Don Mariano tenía un amigo común con Don Alfonso Güell, quien intercedió para que Don Mariano pudiera recoger las piezas en la finca. En concreto, el 15 de abril de 1991, Don Mariano fue acompañado de Don Pablo Güell en su visita a la finca para la recogida de las piezas más relevantes.

Don Mariano escribió posteriormente la siguiente nota "su hijo el Marqués de Comillas me devolvió la parte alta de la portada que no llegaron a instalarla a falta de unos relieves que figuran en fotos." Posteriormente, escribió una nota de agradecimiento a la familia Güell por devolver estas piezas al Monasterio.  Los relieves que no fueron devueltos a los que se refería Don Mariano eran un escudo imperial monárquico de Carlos V, y dos relieves de mayor tamaño que acompañaban a derecha e izquierda de la estatua de San Bernardo (aproximadamente con medidas 1’20 x 1 metros). Estos relieves representaban El abrazo de Cristo a San Bernardo y La aparición de la Virgen a San Bernardo. En la exposición Darse la Mano del Museo del Prado, que estará abierta hasta el dos de marzo de 2025, hay dos cuadros con esta temática de Francisco Ribalta y Alonso Cano. No sabemos, sin embargo, qué pasó con el tímpano y el escudo circular dentro de este.

La pregunta del millón es ¿qué pasó con estos tres relieves de piedra? Don Mariano no los vio en El Alamín e Ignacio Güell no recuerda qué pudo pasar con ellos. Como detalle curioso, en el libro del Monasterio en las páginas donde se levantan los planos de la portada renacentista, estos elementos están en blanco. Quizás este artículo pueda llegar a los propietarios de esas piezas y poder saber dónde se encuentran actualmente.

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lunes, enero 06, 2025

El rastro perdido de las pinturas del Monasterio de Valdeiglesias

 Los cuadros procedentes del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias ingresaron en el Museo de la Trinidad el 14 de abril de 1836. Los cambios en los gobiernos del país, la mala organización del lugar y el hecho de que llegaran centenares de obras de todos los conventos desamortizados provocó la desaparición del rastro del origen de los mismos.

 

Debían quedar ya pocos monjes cuando Julián Zabaleta visitó Pelayos para recoger más de cien obras entre lienzos y tablas, aparte de la sillería del coro. La prisa y su angustia no solo por recogerlos sino por el lugar de depósito posterior quedó documentado en un conjunto de cartas al Gobernador Civil de Madrid. Finalmente, el 14 de abril se hace entrega de las obras en la iglesia del convento de la Trinidad y cómo se cita al comienzo del documento que guarda la Real Academia de Bellas Artes de San Bernardo “Inventario… procedente del Monasterio de Padres Bernardos de Valdeiglesias”.

En ese inventario, se recogen unas obras que había entregado el Gobernador Civil unos días antes a Antonio Zabaleta, el 5 de abril de 1836. Estas pinturas se localizaban en el “Convento de Bernardos de Valdeiglesias”, “La Hermita (sic) de Santa Catalina” y “El convento de Cadalso”. Entre ellas, nueve obras de la ermita de Santa Catalina eran del antiguo retablo del Monasterio pintado por Correa de Vivar, diez piezas de un apostolado y 7 cuadros en cobre de santos, además de algunas tablas y telas sin bastidor. Hubo algunas que finalmente se descartaron del inventario final entregado en Madrid, seguramente por “no tener ningún valor y merito”.

Zabaleta toma las medidas de los cuadros de forma bastante exacta, pero ninguna obra llevaba la atribución de autoría. La primera clasificación de los cuadros la realizó José de Madrazo en otro inventario manuscrito, copia casi exacta del de Zabaleta, y con la misma fecha, donde empieza a distinguir cuadros con la anotación “bello” o “bellísimo”. La mayoría de estos cuadros finalmente fueron los correspondientes a los elaborados por Juan Correa de Vivar.

Otro inventario aproximadamente de diciembre de 1836 da cuenta de una serie de pinturas y tablas “perteneciente a la colección que trajo de Castilla el Comisionado Don Julián Zabaleta”. En ese inventario se reconocen por las medidas y título algunas obras de Correa de Vivar y un San Pablo pintado en hojalata procedentes de Valdeiglesias en paradero desconocido.

También, en diciembre de 1836 se realiza un inventario con una clasificación con el número de cuadros de primer orden y de segundo orden y cuadros desechados de muchísimos conventos de Madrid. Aparecen los conventos de Guisando y San Martín de Valdeiglesias en el listado, pero sus casillas correspondientes aparecen vacías.

Posteriormente, sin tener clara la fecha de ese inventario, aunque pudo realizarse en 1838 se refina el anterior y se pone para cada convento los nombres de los cuadros de primera y de segunda categoría junto con sus medidas. Al final de este inventario, tras los conventos de Madrid, los de Alcalá, Toledo y Burgos ya no aparece Valdeiglesias, ni Guisando, sino “Cuadros de Zavaleta” con un total de veintitrés obras ninguno de estos monasterios.

Se inventariaron en 1842 cuatrocientos sesenta y seis lienzos “tendidos en el suelo de la capilla mayor de la iglesia depósito de la Trinidad”. Los cuadros de Zabaleta se distinguían con Marcas Za, seguramente marcados con tiza. Indudablemente se mezclaron cuadros de Valdeiglesias con otros cuadros procedentes de otros muchos lugares e incluso con cuadros de la Comisión de Castelaro, quién recogió obras en Segovia. Estos cuadros se corresponden mayoritariamente a los señalados por Zabaleta como “Telas sin bastidor” de Valdeiglesias y Cadalso. Por ejemplo, había un cuadro titulado “San Pedro de Alcántara con un compañero, sacando un niño agarrado al cordón, de un pozo” de medidas sin las marcas Za, con medidas similares a las tomadas por Zabaleta para el cuadro “Dos ángeles dando su pan a un niño”. Otro cuadro de la Comisión de Castelaro, titulado “Un santo con el sacramento en la mano” se corresponde casi al centímetro con el titulado por Zabaleta, “Un Rey o guerrero humillado ante la presencia del santísimo que lleva en sus manos un sacerdote frayle”.

En 1854, Cruzada Villamil elaboró un exhaustivo catálogo de la Trinidad donde la referencia a los cenobios iniciales o los comisarios que recogían las obras desamortizadas ya ha desaparecido por completo. El inventario recoge mil setecientas treinta y tres obras entre lienzos y tablas. En el momento de elaboración de este inventario, algunos lienzos, tablas y estatuas procedente de Valdeiglesias ya habían desaparecido de la Trinidad, estas pudieron ser compradas, robadas, utilizadas para entretelar otros cuadros o simplemente destruidas por presentar ya muchos daños y ser de nulo interés para su estudio o para otros museos. Sin embargo, sí quedaron obras de Valdeiglesias que fueron trasladadas al Museo del Prado. Son las que estamos buscando y, afortunadamente, localizando.

 Articulo publicado en el periódico A21

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