lunes, enero 06, 2025

El rastro perdido de las pinturas del Monasterio de Valdeiglesias

 Los cuadros procedentes del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias ingresaron en el Museo de la Trinidad el 14 de abril de 1836. Los cambios en los gobiernos del país, la mala organización del lugar y el hecho de que llegaran centenares de obras de todos los conventos desamortizados provocó la desaparición del rastro del origen de los mismos.

 

Debían quedar ya pocos monjes cuando Julián Zabaleta visitó Pelayos para recoger más de cien obras entre lienzos y tablas, aparte de la sillería del coro. La prisa y su angustia no solo por recogerlos sino por el lugar de depósito posterior quedó documentado en un conjunto de cartas al Gobernador Civil de Madrid. Finalmente, el 14 de abril se hace entrega de las obras en la iglesia del convento de la Trinidad y cómo se cita al comienzo del documento que guarda la Real Academia de Bellas Artes de San Bernardo “Inventario… procedente del Monasterio de Padres Bernardos de Valdeiglesias”.

En ese inventario, se recogen unas obras que había entregado el Gobernador Civil unos días antes a Antonio Zabaleta, el 5 de abril de 1836. Estas pinturas se localizaban en el “Convento de Bernardos de Valdeiglesias”, “La Hermita (sic) de Santa Catalina” y “El convento de Cadalso”. Entre ellas, nueve obras de la ermita de Santa Catalina eran del antiguo retablo del Monasterio pintado por Correa de Vivar, diez piezas de un apostolado y 7 cuadros en cobre de santos, además de algunas tablas y telas sin bastidor. Hubo algunas que finalmente se descartaron del inventario final entregado en Madrid, seguramente por “no tener ningún valor y merito”.

Zabaleta toma las medidas de los cuadros de forma bastante exacta, pero ninguna obra llevaba la atribución de autoría. La primera clasificación de los cuadros la realizó José de Madrazo en otro inventario manuscrito, copia casi exacta del de Zabaleta, y con la misma fecha, donde empieza a distinguir cuadros con la anotación “bello” o “bellísimo”. La mayoría de estos cuadros finalmente fueron los correspondientes a los elaborados por Juan Correa de Vivar.

Otro inventario aproximadamente de diciembre de 1836 da cuenta de una serie de pinturas y tablas “perteneciente a la colección que trajo de Castilla el Comisionado Don Julián Zabaleta”. En ese inventario se reconocen por las medidas y título algunas obras de Correa de Vivar y un San Pablo pintado en hojalata procedentes de Valdeiglesias en paradero desconocido.

También, en diciembre de 1836 se realiza un inventario con una clasificación con el número de cuadros de primer orden y de segundo orden y cuadros desechados de muchísimos conventos de Madrid. Aparecen los conventos de Guisando y San Martín de Valdeiglesias en el listado, pero sus casillas correspondientes aparecen vacías.

Posteriormente, sin tener clara la fecha de ese inventario, aunque pudo realizarse en 1838 se refina el anterior y se pone para cada convento los nombres de los cuadros de primera y de segunda categoría junto con sus medidas. Al final de este inventario, tras los conventos de Madrid, los de Alcalá, Toledo y Burgos ya no aparece Valdeiglesias, ni Guisando, sino “Cuadros de Zavaleta” con un total de veintitrés obras ninguno de estos monasterios.

Se inventariaron en 1842 cuatrocientos sesenta y seis lienzos “tendidos en el suelo de la capilla mayor de la iglesia depósito de la Trinidad”. Los cuadros de Zabaleta se distinguían con Marcas Za, seguramente marcados con tiza. Indudablemente se mezclaron cuadros de Valdeiglesias con otros cuadros procedentes de otros muchos lugares e incluso con cuadros de la Comisión de Castelaro, quién recogió obras en Segovia. Estos cuadros se corresponden mayoritariamente a los señalados por Zabaleta como “Telas sin bastidor” de Valdeiglesias y Cadalso. Por ejemplo, había un cuadro titulado “San Pedro de Alcántara con un compañero, sacando un niño agarrado al cordón, de un pozo” de medidas sin las marcas Za, con medidas similares a las tomadas por Zabaleta para el cuadro “Dos ángeles dando su pan a un niño”. Otro cuadro de la Comisión de Castelaro, titulado “Un santo con el sacramento en la mano” se corresponde casi al centímetro con el titulado por Zabaleta, “Un Rey o guerrero humillado ante la presencia del santísimo que lleva en sus manos un sacerdote frayle”.

En 1854, Cruzada Villamil elaboró un exhaustivo catálogo de la Trinidad donde la referencia a los cenobios iniciales o los comisarios que recogían las obras desamortizadas ya ha desaparecido por completo. El inventario recoge mil setecientas treinta y tres obras entre lienzos y tablas. En el momento de elaboración de este inventario, algunos lienzos, tablas y estatuas procedente de Valdeiglesias ya habían desaparecido de la Trinidad, estas pudieron ser compradas, robadas, utilizadas para entretelar otros cuadros o simplemente destruidas por presentar ya muchos daños y ser de nulo interés para su estudio o para otros museos. Sin embargo, sí quedaron obras de Valdeiglesias que fueron trasladadas al Museo del Prado. Son las que estamos buscando y, afortunadamente, localizando.

 Articulo publicado en el periódico A21

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