miércoles, febrero 12, 2025

El misterio de los Tres Relieves

No se trata del título de una novela del siglo XIX protagonizada por un detective o cazatesoros en la Inglaterra de la revolución industrial. Se trata de una intriga que comienza en el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias en los años 50 del siglo XX. Durante unos años, Don Juan Claudio Güell fue el propietario del Monasterio y como ha quedado documentado, trasladó la portada renacentista y la Virgen de la fachada barroca a su otra propiedad, en la Finca El Alamín en Toledo.

 
Casi todos conocemos la historia de que fue Don Mariano García Benito quien recuperó algunos elementos de esa portada, los cuales se pueden contemplar en el Monasterio nada más entrar, unas piezas de granito, una estatua de San Bernardo y un escudo cisterciense. Sin embargo, los tres arcos que formaban parte de esa puerta de entrada al Monasterio, se quedaron en Toledo formando parte de la entrada a la vivienda junto con dos torreones de piedra que se situaban a sus lados derecho e izquierdo.

Antes de continuar, hay que esbozar cómo y cuándo recuperó esas piezas Don Mariano. Primeramente, hay que decir que el Sr. Claudio Güell depositó las piezas que le sobraron en una zona de la finca El Alamín conocida como “la era”, porque en los viejos tiempos era donde se plantaba el trigo. En concreto, la estatua de San Bernardo, estuvo debajo de una encina centenaria con la cabeza del tronco y, los hijos de Don Alfonso Güell, Ignacio y Pablo, iban allí a jugar cuando eran niños. En un encuentro personal con Don Ignacio, me expresó la impresión que le causaba ver la cabeza desprendida de San Bernardo y el agua de la lluvia que se acumulaba en uno de los pliegues del hábito, en donde falta la mano derecha, ya que la estatua se encontraba tumbada boca arriba.

En los archivos custodiados por Don Enrique Jurado Galván, Don Mariano contó lo sucedido, y junto con el relato de Don Ignacio Güell conocemos cómo se produjo la devolución. Dada su profesión de arquitecto, Don Mariano tenía un amigo común con Don Alfonso Güell, quien intercedió para que Don Mariano pudiera recoger las piezas en la finca. En concreto, el 15 de abril de 1991, Don Mariano fue acompañado de Don Pablo Güell en su visita a la finca para la recogida de las piezas más relevantes.

Don Mariano escribió posteriormente la siguiente nota "su hijo el Marqués de Comillas me devolvió la parte alta de la portada que no llegaron a instalarla a falta de unos relieves que figuran en fotos." Posteriormente, escribió una nota de agradecimiento a la familia Güell por devolver estas piezas al Monasterio.  Los relieves que no fueron devueltos a los que se refería Don Mariano eran un escudo imperial monárquico de Carlos V, y dos relieves de mayor tamaño que acompañaban a derecha e izquierda de la estatua de San Bernardo (aproximadamente con medidas 1’20 x 1 metros). Estos relieves representaban El abrazo de Cristo a San Bernardo y La aparición de la Virgen a San Bernardo. En la exposición Darse la Mano del Museo del Prado, que estará abierta hasta el dos de marzo de 2025, hay dos cuadros con esta temática de Francisco Ribalta y Alonso Cano. No sabemos, sin embargo, qué pasó con el tímpano y el escudo circular dentro de este.

La pregunta del millón es ¿qué pasó con estos tres relieves de piedra? Don Mariano no los vio en El Alamín e Ignacio Güell no recuerda qué pudo pasar con ellos. Como detalle curioso, en el libro del Monasterio en las páginas donde se levantan los planos de la portada renacentista, estos elementos están en blanco. Quizás este artículo pueda llegar a los propietarios de esas piezas y poder saber dónde se encuentran actualmente.

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lunes, enero 06, 2025

El rastro perdido de las pinturas del Monasterio de Valdeiglesias

 Los cuadros procedentes del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias ingresaron en el Museo de la Trinidad el 14 de abril de 1836. Los cambios en los gobiernos del país, la mala organización del lugar y el hecho de que llegaran centenares de obras de todos los conventos desamortizados provocó la desaparición del rastro del origen de los mismos.

 

Debían quedar ya pocos monjes cuando Julián Zabaleta visitó Pelayos para recoger más de cien obras entre lienzos y tablas, aparte de la sillería del coro. La prisa y su angustia no solo por recogerlos sino por el lugar de depósito posterior quedó documentado en un conjunto de cartas al Gobernador Civil de Madrid. Finalmente, el 14 de abril se hace entrega de las obras en la iglesia del convento de la Trinidad y cómo se cita al comienzo del documento que guarda la Real Academia de Bellas Artes de San Bernardo “Inventario… procedente del Monasterio de Padres Bernardos de Valdeiglesias”.

En ese inventario, se recogen unas obras que había entregado el Gobernador Civil unos días antes a Antonio Zabaleta, el 5 de abril de 1836. Estas pinturas se localizaban en el “Convento de Bernardos de Valdeiglesias”, “La Hermita (sic) de Santa Catalina” y “El convento de Cadalso”. Entre ellas, nueve obras de la ermita de Santa Catalina eran del antiguo retablo del Monasterio pintado por Correa de Vivar, diez piezas de un apostolado y 7 cuadros en cobre de santos, además de algunas tablas y telas sin bastidor. Hubo algunas que finalmente se descartaron del inventario final entregado en Madrid, seguramente por “no tener ningún valor y merito”.

Zabaleta toma las medidas de los cuadros de forma bastante exacta, pero ninguna obra llevaba la atribución de autoría. La primera clasificación de los cuadros la realizó José de Madrazo en otro inventario manuscrito, copia casi exacta del de Zabaleta, y con la misma fecha, donde empieza a distinguir cuadros con la anotación “bello” o “bellísimo”. La mayoría de estos cuadros finalmente fueron los correspondientes a los elaborados por Juan Correa de Vivar.

Otro inventario aproximadamente de diciembre de 1836 da cuenta de una serie de pinturas y tablas “perteneciente a la colección que trajo de Castilla el Comisionado Don Julián Zabaleta”. En ese inventario se reconocen por las medidas y título algunas obras de Correa de Vivar y un San Pablo pintado en hojalata procedentes de Valdeiglesias en paradero desconocido.

También, en diciembre de 1836 se realiza un inventario con una clasificación con el número de cuadros de primer orden y de segundo orden y cuadros desechados de muchísimos conventos de Madrid. Aparecen los conventos de Guisando y San Martín de Valdeiglesias en el listado, pero sus casillas correspondientes aparecen vacías.

Posteriormente, sin tener clara la fecha de ese inventario, aunque pudo realizarse en 1838 se refina el anterior y se pone para cada convento los nombres de los cuadros de primera y de segunda categoría junto con sus medidas. Al final de este inventario, tras los conventos de Madrid, los de Alcalá, Toledo y Burgos ya no aparece Valdeiglesias, ni Guisando, sino “Cuadros de Zavaleta” con un total de veintitrés obras ninguno de estos monasterios.

Se inventariaron en 1842 cuatrocientos sesenta y seis lienzos “tendidos en el suelo de la capilla mayor de la iglesia depósito de la Trinidad”. Los cuadros de Zabaleta se distinguían con Marcas Za, seguramente marcados con tiza. Indudablemente se mezclaron cuadros de Valdeiglesias con otros cuadros procedentes de otros muchos lugares e incluso con cuadros de la Comisión de Castelaro, quién recogió obras en Segovia. Estos cuadros se corresponden mayoritariamente a los señalados por Zabaleta como “Telas sin bastidor” de Valdeiglesias y Cadalso. Por ejemplo, había un cuadro titulado “San Pedro de Alcántara con un compañero, sacando un niño agarrado al cordón, de un pozo” de medidas sin las marcas Za, con medidas similares a las tomadas por Zabaleta para el cuadro “Dos ángeles dando su pan a un niño”. Otro cuadro de la Comisión de Castelaro, titulado “Un santo con el sacramento en la mano” se corresponde casi al centímetro con el titulado por Zabaleta, “Un Rey o guerrero humillado ante la presencia del santísimo que lleva en sus manos un sacerdote frayle”.

En 1854, Cruzada Villamil elaboró un exhaustivo catálogo de la Trinidad donde la referencia a los cenobios iniciales o los comisarios que recogían las obras desamortizadas ya ha desaparecido por completo. El inventario recoge mil setecientas treinta y tres obras entre lienzos y tablas. En el momento de elaboración de este inventario, algunos lienzos, tablas y estatuas procedente de Valdeiglesias ya habían desaparecido de la Trinidad, estas pudieron ser compradas, robadas, utilizadas para entretelar otros cuadros o simplemente destruidas por presentar ya muchos daños y ser de nulo interés para su estudio o para otros museos. Sin embargo, sí quedaron obras de Valdeiglesias que fueron trasladadas al Museo del Prado. Son las que estamos buscando y, afortunadamente, localizando.

 Articulo publicado en el periódico A21

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lunes, septiembre 30, 2024

Tres cuadros estropeados pero importantes del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias

El descubrimiento de estos cuadros ha abierto la puerta a localizar más cuadros del Monasterio de Pelayos de la Presa en el Museo del Prado dado que las medidas tomadas por Zabaleta son más fiables que algunas de sus atribuciones.

En los inventarios de Zabaleta, un lienzo sin bastidor fue nombrado Dos ángeles, dando su pan a un niño con medidas 98 x 84 cms. Buscando en los inventarios por ese título no fue posible localizar un cuadro de este tipo. Sin embargo, buscando por las medidas apareció un cuadro titulado por el Museo del Prado "Santos Franciscanos sacando a un niño de un pozo", con medidas algo mayores 106 x 97 cms que las tomadas por aquél. La tela está bastante deteriorada y cortada. De hecho, a otro personaje a la derecha apenas se le distingue. Zabaleta debió de pensar que el propio San Pedro Alcántara era quien estaba dando pan al niño, cuando en realidad éste lo que está haciendo es agarrando la cuerda que usaban los franciscanos como cinturón para salir del pozo. Un detalle importante es que no fue inventariado en la Trinidad, aunque sí se sabe que llegó desde allí.

Recientemente, el Museo del Prado, tras una revisión, ha cambiado el título del cuadro. Ahora se llama Milagro de San Pedro de Alcántara y el niño del pozo en Herradón de Pinares (Ávila) y se ha incluido en la serie sobre San Pedro de Alcántara. 


El segundo cuadro de medidas 235 x 170 cms ofrecidas por el Museo del Prado frente a los 230 x 167 cms del inventario de Zabaleta en el que la tela presenta un gran deterioro y ha sido forrado para evitar fallas. Zabaleta lo llamó San Bernardo con otros santos, otros papas, unos cardenales. En realidad, el cuadro estaba en tan mal estado que Zabaleta no tuvo manera de identificarlo correctamente. En el Inventario del Convento de la Trinidad se tituló San Antonio Abad con medidas 238 x 169 cm y donde aparecía el comentario “Estos cuadros son de ningún valor para el Museo y en estado muy deteriorado”.  El Museo del Prado lo ha titulado como San Eliseo, un profeta antiguo muy importante de la Iglesia Católica. El cuadro representa el ataque de unos osos a unos jóvenes que habían insultado al santo.

El cuadro tiene unas medidas muy parecidas al San Ildelfonso del que ya escribí hace tiempo y se deduce que fueron enrollados juntos porque tienen las mismas dobleces y una rotura prácticamente en el mismo lugar del lienzo. En el inventario estos dos cuadros están próximos entre si al ya identificado como del Monasterio Un Santo presentando la custodia a unos guerreros. Estos cuadros son los últimos que aparecen en el inventario de Zabaleta probablemente por su deplorable estado.


Finalmente, en una visita reciente a la biblioteca del Museo del Prado he podido resolver un doble enigma sobre un lienzo titulado por Zabaleta La Virgen dando el rosario a Santo Domingo de medidas 132 x 104 cms. He localizado un lienzo con otro título Mujeres arrodilladas en oración que tiene unas medidas muy similares 139 x 103 cms y que, además, tras un escrutinio de la imagen, he podido identificar a la Virgen de espaldas llevando el rosario en la mano izquierda en la parte inferior derecha y a Santo Domingo en la parte superior derecha. Por otro lado, este cuadro hasta ahora estaba sin identificar en el inventario del Museo de la Trinidad. La mano del pintor de este cuadro podría ser la misma que San Bartolomé por el parecido de los rostros del que hablé en un artículo anterior. Espero poder seguir dando buenas noticias en los próximos meses.


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miércoles, junio 26, 2024

Un cuadro del Monasterio de Valdeiglesias en el Consejo de Estado

Un lienzo con la imagen de San Juan Bautista fue depositado en el Consejo de Estado en Madrid en 1883 y probablemente perteneció a los monjes cistercienses del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias.

El argumento principal de la serie El Ministerio del Tiempo de RTVE era que no se podía cambiar el pasado ya que podría afectar al futuro. En todo caso, si alguien hubiera podido usar una de esas puertas para haber estado presente en la recogida de objetos que realizó Zabaleta en Valdeiglesias y haberle sugerido que antes de ingresarlos en el Convento de la Trinidad, hubiera colocado la procedencia exacta de esos cuadros, yo no me habría visto inmerso en la búsqueda de los cuadros que actualmente estoy realizando. Pero, eso habría sido cambiar el pasado y yo no habría tenido la suerte de localizarlo. Nuestras puertas al pasado son los inventarios que se realizaron.

Todo esto viene a cuento porque hasta este momento siempre se ha pensado de forma acertada que los cuadros renacentistas de Correa de Vivar eran los más importantes que se pintaron para el Monasterio. En un artículo anterior, ya mencioné este cuadro y sus medidas, pero posteriores indagaciones resultaron en que ese cuadro ha estado en el Consejo de Estado desde 1883. Hace unas semanas tuve la suerte de contemplar este fantástico cuadro de autor desconocido en el despacho de la secretaria general del Consejo de Estado.

El hallazgo de esta joya comienza en los inventarios de Zabaleta ya que en el segundo lugar de la lista de las pinturas recogidas figura un San Juan Bautista de medidas 125 x 98 cm situado en la Iglesia y donde se dice además “copia de Rafael en lienzo, en el colateral a la izquierda”, un lugar destacado dentro del Monasterio ya que en el colateral derecho estaba el cuadro La Resurrección de Correa de Vivar. Realizando búsquedas en el inventario de la Trinidad localicé la referencia T-542 donde se había escrito este texto (sic):

“Sn Juan Bta en el desierto sentado de mas de medio cuerpo tamº mayor q.e el nat.l con un cordero á los pies la mano izqda sobre el pecho. Rectif" Alto 1,25 ancho 1,00
Sin Far ni Rar Con moldura lisa Dorada y Colg4"en Depositarla”

 
Posteriormente, para eliminar posibles coincidencias busqué en los inventarios todos los cuadros de San Juan Bautista que fueron almacenados en el Convento de la Trinidad desde la desamortización de Mendizábal para evitar que hubiera otros de las mismas medidas. Afortunadamente, no había ninguno con las mismas medidas con lo cual fue quedando bastante claro que había muchas posibilidades. Además, el fondo del cuadro me resultó familiar y a muchos vecinos de San Martín de Valdeiglesias y Pelayos de la Presa les sonará también por su parecido con el cerro de Guisando. 

Las dudas se disiparon casi del todo cuando leí un Boletín de la Sociedad Española de 1947. En un excelente artículo sobre el Museo Nacional de la Trinidad de Juan Antonio Gaya que trataba sobre los cuadros que albergó la pinacoteca desaparecida encontré en la página 66 de nuevo una mención a la obra como anónimo madrileño. El cuadro también aparece mencionado en un Boletín del Museo del Prado en 1980 sobre el “Prado Disperso”. Cuadros depositados en Madrid y se calificaba su estado de “regular” y quizás por ello fue restaurado en 1994 por Don Alberto Recchiuto Genovese. El Museo del Prado referencia esta pieza como la P003344 con medidas 127 x 107 cm.
 

Este hallazgo desvela una nueva perspectiva sobre el Monasterio. No solo la arquitectura del mismo recogía todos los estilos desde su fundación, románico, renacentista, barroco o gótico, sino que esto también se reflejó en las pinturas. Ya que pasamos del renacimiento de Correa, siglo XVI a una obra barroca del siglo XVII. Como he indicado, se atribuye en principio a un autor anónimo madrileño, pero hablando con algunas expertas en historia del arte, me indican que el cuadro tiene claros signos “riberescos”, es decir, de José de Ribera, el Españoleto (1591-1652). Parece ser que por un tiempo se le atribuyó la autoría de este cuadro, aunque ahora se piensa que es más probable que fuera de su taller. En todo caso el Museo del Prado lo atribuye a un autor anónimo madrileño.

Queda mucho trabajo por hacer para encontrar el resto de pinturas que aparecen en los inventarios no atribuidas a Correa de Vivar, pero es un hito en la investigación del Monasterio y quisiera dedicar este descubrimiento a Valentina Gómez Mampaso fallecida recientemente ya que sin su ayuda no lo habría conseguido. Es una satisfacción y una alegría seguir aportando a la historia del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias.

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martes, marzo 12, 2024

10 pinturas que pudieron pertenecer al Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias

Como continuación del artículo Tres cuadros que pudieron haber sido pertenecido al Monasterio de Pelayos de la Presa publicado en el mes de junio de 2023, os puedo adelantar algunos cuadros que pudieron haber sido recogidos del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias en abril de 1836 y llevado al Convento de la Trinidad de Madrid. Posteriormente, fueron enviados al Museo del Prado. Salvo la indicada la mayoría de estas obras fueron realizadas entre los siglos XVI y XVII.

 1.    La Virgen con el Niño. Según se recoge en los inventarios era una tabla que se halló colocada en el altar de otro monasterio, probablemente en el Convento de Santa Ana en Ávila y el más antiguo del que se tiene conocimiento, del siglo XV. Las medidas del inventario eran 84 x 63 centímetros. El Museo del Prado posee una tabla de esas características de medidas 82 x 65 cm.


2.     San Juan Bautista. En el inventario se decía “Copia de Rafael en lienzo” y que se encontraba “en el colateral de la Iglesia”. Las medidas tomadas fueron de 125 x 98 cm. En la base de datos del Museo del Prado hay un cuadro similar con medidas 127 x 107 cm, aunque en un inventario del Convento de la Trinidad se daba la medida 127 x 100 cm.


3.    San Jerónimo, procedente del Convento de Cadalso y “pintado por el Mariscal de Amberes” con medidas 84 x 72 cm, comparando con la base de datos del Museo del Prado 85 x 63 cm. Se trataría de una copia del pintor del neerlandés del siglo XVI, Marinus van Reymerswaele.


4.    La Virgen con el Niño y San Juan en tabla de medidas 42 x 28 cm en el inventario y 45 x 31 cm en el Museo del Prado. Se encuentra fragmentada.


5.    San Ildefonso, “muy estropeado” con medidas llamativas, 237 x 167 cm. En el Museo del Prado se le otorgan unas medidas de 233 x 162 cm. Se trata del segundo cuadro con mayores medidas que albergó el convento después del de El Guerrero Humillado ante el Santísimo (279 x 202 cm).


6.     San Bartolomé de medidas 98 x 77cm en el inventario y 98 x 76 cm en el Museo del Prado, además se indica que llegó a la Trinidad procedente de un Convento de Ávila.


7.    La Virgen con el Niño y San Bernardo, “copia de Murillo”, se trata de un curioso cuadro de medidas 111 x 84 cm en los inventarios y 104 x 85 cm en el Museo del Prado. Es una composición en la que se mezclaron elementos de La Aparición de la Virgen a San Bernardo pintados por Bartolomé Esteban Murillo y Alonso Cano. 


8.    Cristo con la ostia, copia de Juanes, de medidas 104 x 84 cm cuando fue recogido en el Monasterio y en el Museo del Prado 103 x 83 cm.

9.    Un Cristo, con medidas 104 x 84 cm en los inventarios y 107 x 83 cm en la pinacoteca. Se trata de un Cristo de Gracia de Navas del Marqués y que presenta algunos daños.


10.    Una Concepción, con medidas 160 x 111 cm en la recogida y medidos en el Museo del Prado con 157 x 109 cm. El lienzo presenta decoloraciones y algún desgarro.

Ha sido un trabajo arduo y complejo buscando entre cientos de referencias en la base de datos del Museo del Prado durante los últimos meses. Del resto del inventario, hay algunos indicios y otros inventarios que hay que localizar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y mirar con lupa.

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